Es la frase de entrada de la película Bella, del actor y productor mexicano Eduardo Verástegui. El estreno de esta película en España, será en el mes de noviembre y es un alegato en defensa de la vida.
En septiembre del 2006, impactó a audiencias de distinto tinte político e influencia religiosa, y ganó el codiciado People´s Choice Award de Toronto. Para dar un ejemplo de la magnitud del triunfo de la película, basta mencionar que dos de los muchos otros films presentados en el festival fueron Babel y El Último Rey de Escocia. Recordemos que estas dos películas fueron muy aclamadas e incluso llegaron a ganar más de un Oscar.
Bella cuenta la historia de una joven camarera soltera que vive en la ciudad de Nueva York, que queda embarazada, pierde su trabajo y lucha contra la decisión de conservar o no a su bebé. Mientras tanto, conoce a un chef latino misteriosamente compasivo, quien ha sufrido una tragedia en su pasado, y que representa quizás la única persona en su vida que realmente cuida de ella. Durante el desarrollo de la película la toma de una decisión cambiará la vida de ambos.
Leo en varios medios de prensa, que esta película, rehúsa a llevar a escena cualquiera de los pesados convencionalismos socio políticos que plagan muchas de las más «serias» películas de hoy en día. Simplemente, no hay nada que argumentar en contra de Bella. No pontifica, no moraliza, la película es artísticamente directa, fuertemente impactante y firme a favor de la vida. No tiene posturas pretenciosas, ni insinuaciones políticas sobreracionalizadas.
Además, Bella representa no sólo un triunfo artístico, sino también un triunfo moral y espiritual. Metanoia Films, la pequeña compañía productora responsable de la película, describe su misión «como utilizar el cine para marcar diferencias positivamente en la cultura y en la vida de las personas». La película no contiene escenas de provocadora sensualidad o violencia como muchas películas similares tienen. No hay blasfemias en ella. Representa a la familia como debiera ser: intacta, amorosa y responsable, a la vez que la contrasta con el vacío de la soledad que deja el individualismo y la promiscuidad. Y describe al aborto como realmente es: como algo espantoso, devastador y una vana alternativa a los problemas.
La película saca provecho de los hechos y lo hace de una manera graciosa pero a la vez directamente nos conduce hacia la inevitable verdad.
Os paso el link que me ha pasado my cuñado, de un video muy duro, en donde Eduardo Verastegui, explica lo que está ocurriendo en el mundo con el tema del aborto.